martes, 6 de mayo de 2014

Loca busca esposo no psicópata.


Estaba tomándome mi café de diez de la mañana,
sonaba una canción de The Black Keys de fondo
y yo mantenía mi libro en la misma página
porque nunca he sido capaz de remover el café y leer al mismo tiempo.

Entraste y pediste una cerveza,
y a mi, 
que me había costado mucho amanecer ese lunes,
se me cayo la cara al suelo, de boca.
Como si estuviese buscando un lugar físico al que agarrarse.

Me quede mirando el libro que sostenía
a fin de encontrar una frase en la que concentrarme.

Cobardia en estado puro.

Traías la sonrisa colocada en los labios
y la confianza del que solo duerme cinco horas
y aun así, se cree el rey del mundo.

Y recorde una conversación en la que pedía un hombre loco,
pero no en plan psicópata,
como si escribiese una carta a los reyes en pleno Mayo
y me eche a reír esperando que tu fueses uno de esos.

Yo solo era una niña que le tiene miedo al coco
y se tapa con las sabanas esperando a quedarse dormida,
o a que él no la encuentre y decida marcharse.

Si, el coco podrías ser tú,
yo te dejaría ser mi maldito trauma personal.
Si tu quisieses.

No me sorprendió que pidieses una cerveza,
al fin y al cabo solo es trigo ¿no?
putos cereales líquidos,
podría ser tu desvarío de cada día.

Hace poco decidi que tenia que fijarme en las cosas bonitas de cada día
pero siempre he sido de mirar más hacia delante.
O hacia fuera, que es un poco lo mismo.
Ahora nunca miro dentro de nadie, ni de nada, por si vuelvo a encerrarme.

Estoy en cambio constante.

Y puede que Madrid este mas cerca del cielo de lo que yo pensaba,
y por eso ahora tenga menos ganas de echar a volar.
O que sola ya no quiero huir a ningún sitio para no cogerle cariño,
para no tener que crear hogar
ni amueblar el corazón 
para después ahorrarme el lío de mudanza sentimental.

Ahora el sol se mantiene en lo alto de la cima casi todas las horas,
así que al final pierdo el norte
y no hay brújula que me lleve de vuelta a casa
a tiempo
o sin tomarme una caña.

A veces es así de sencillo,
a veces estas en modo bares y te rompes las tapas de los zapatos
bailando una de esas canciones que de día no escucharías nunca
y todo coge ese ritmo nocturno
que disfrutaría contigo,
solo si tú esta mañana te sentases aquí,
conmigo.

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